miércoles, 17 de febrero de 2010

Hago Balance ..

Recuerdo el tiempo en que evitabas comer solo y no sabías hacer maletas, en el que el pecho era una lámina inmaculada en la que tallabas corazones y mapas con islas desiertas y tesoros escondidos. Solemne, mirabas el horizonte buscando preguntas o haciendo memoria. Quizá con menos solemnidad, pero no has perdido tampoco ese hábito: aún queda la fe en el ser humano como una llama incombustible iluminando la caverna en la que otros, todavía, dibujan bisontes.


El mundo a veces te pareció una pesadilla y te sentiste con la obligación de pedir disculpas por ser feliz, al fin y al cabo, como dijo Silvio, eterno compañero, todas las felicidades tienen muertos. Y tú lo sabes bien: alguna vez fuiste de los damnificados.


Ismael Serrano

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