Es que en esta vida hay más preguntas que respuestas, y más personas que sentimientos.

Mi historia .

Como adolescente pasé mis días escondido en mis miedos, mis inseguridades. Aferrado a un pasado aterrador pero envuelto en amor y caricias, acepté de pie los movimientos bruscos del destino, algunas estacas clavadas en mi pecho, y también algunos sueños rotos y abandonados.

La pérdida de mi padre, mi mayor ejemplo de vida, mi amigo más valioso, mi ídolo, mi hermano, me obligó a, con tan sólo 18 años, convertirme en una persona tímidamente madura, enfrentar a un jefe, a una economía familiar y a desempolvar aquel viejo y maltrecho disfraz de valiente ante un mundo nuevo y desconocido.

Con el tiempo supe rodearme de prejuicios certeros y me encerré en un pequeño grupo de amigos que nunca me dio la espalda frente a terremotos y tormentas. Ellos me enseñaron con acciones que crecer ya no era una piedra afilada en el camino, sino tan sólo un paso más para el cumplimiento de sueños y metas.

Aprendí, en pocos años, que de nada sirve angustiarse ante los “horrores” cometidos; todos ellos tienen solución. Tampoco he de preocuparme si sólo mis utopías saben sostenerme con firmeza.

Introvertido, en la batalla por no dejar de vivir, nunca comprendí cómo manejar mi futuro, ni mucho menos mi presente, pero si a disfrutar el aleteo de mil pájaros alrededor.

Concepto Claro .

Si usted quiere formarse "un concepto claro" de la existencia, viva.

Piense. Obre. Sea sincero. No se engañe a sí mismo. Analice. Estúdiese. El día que se conozca a usted mismo perfectamente, acuérdese de lo que le digo: en ningún libro va a encontrar nada que lo sorprenda. Todo será viejo para usted. Usted leerá por curiosidad libros y libros y siempre llegará a esa fatal palabra terminal: "Pero sí esto lo había pensado yo, ya". Y ningún libro podrá enseñarle nada.

Salvo los que se han escrito sobre esta última guerra. Esos documentos trágicos vale la pena conocerlos. El resto es papel...

Roberto Arlt

Carta a una Srita. Lejana .

Hola,
Si, lo sé, no hago bien en escribirte esto.
De todos modos, hace mucho que no hago las cosas bien.
Quería saber cómo estabas, si me has olvidado, y si ya encontraste la felicidad que yo perdí.
Yo, por mi parte, no cambié mucho desde la última vez que me viste sonreír. Tuve algunas derrotas; pocas, teniendo en cuento lo difícil que me resulta todo.
Aunque no lo creas, sigo escuchando esas canciones de Ismael Serrano que te dediqué alguna vez. De hecho, tengo algunas nuevas…
Si, sé que no te importa. Perdón.
¿Te cuento un secreto? Muchas veces me siento algo perdido y moribundo; me recuesto, miro la luna y te imagino en mis brazos. Así sin más, entre algunas muecas dan vuelta tus chistes por mi cabeza.
Igual es de a ratos no más.
Busco desesperado la forma de dejar de sentirme tan cerca y tan lejos. Creo que es hora de cambiar la página, ¿no crees?
Últimamente, siento que ya nada es lo que era. Todo es más difícil sin ti, pero seguro estás mejor sin mí.

Bueno, nada. Acá estoy, sigo respirando y por vos la voy a seguir luchando.

Te mando un beso.
El último supongo.

Quiero llorar porque me da la gana
como lloran los niños del último banco,
porque yo no soy un hombre, ni un poeta, ni una hoja,
pero sí un pulso herido que sonda las cosas del otro lado.

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Federico García Lorca

El mundo no es un pañuelo si los extremos no pueden tocarse
El tiempo no corre si no le damos cuerda a nuestro reloj
Los minutos no son victimas del silencio si logramos disfrutar de cada pequeña soledad.