"Me tendré que acostumbrar a esta oscura soledad", susurra de fondo Ismael Serrano mientras observo desde mi habitación como se derrumban lentamente las esperanzas de volver a pedir permiso para ser feliz.
Mi triste reflejo en este vidrio empañado acrecienta el ruido de una calle oscura y marchita.
Hoy, la falta de sueños me muestra desarmado, roto, deshecho, como un millón de trocitos de vidrio resquebrajados en el suelo.
Una vez más, una sonrisa desdibujada queda a la espera de un alma que la rescate del naufragio; tal vez perdió el brillo para seguir luchando.
Mi mundo se desvanece entre escombros, mis sueños ya no bailan al compás de tu mirada.
Olvidado, aquel susurro atronador despacio abre mis ojos a este solitario presente. El viento consume parte de mi pecho, me convence de que ya nada vale mis palabras.
Perdidas, mis rimas ya no florecen como suspiros en mi boca. Antiguos versos se resguardan tras otro silencio aterrador.
Quizás perdí mi norte y nada cambie. Quizás se destruyeron mis alas. Quizás NO aprendí mi lección.
A ti dejo mis cosas
Hace 8 años
Todo, al final, tiene su respuesta. Un abrazo
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