domingo, 8 de agosto de 2010

Mirando alrededor .

Y mirás a tu alrededor.
Cada pequeño rincón de tu cuarto representa un trocito de tu vida.
Una guitarra empolvada te enseña su misterio, alguna pasión perdida; otro fracaso.
Acostado en la cama, rodeado de frazadas viejas que te acobijaron en varias noches de cansancio y tardes de paz, te asombrás al apreciar cosas que siempre estuvieron allí pero que hace tiempo que no te sentás a ver: una foto en la pared, una pila de discos viejos, un recorte extraño achinchado en el placar.
En un estante golpeado por el tiempo, una computadora que te presta su brillo con el fin de entretenerte, aburrirte o tan sólo hacerte saber como gira el mundo afuera de tu confortable habitación.
A tu lado, una silla apila tu ropa desordenada después de una larga semana: "en algún momento alguien lo ordenara", pensás mientras sonríes.
Agachás la cabeza sólo para encontrarte frente a una pila de zapatillas maltrechas a la espera de un gran paseo por la ciudad. Lamentás con angustia, pero por hoy, sólo preferís las pantuflas.

De todos modos, sabés que, por suerte, queda por delante otra tarde tirado en el piso escuchando buena música... A soñar otra vez.

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