miércoles, 20 de octubre de 2010

Sólo su voz .

La ciudad se siguió derrumbando más allá de su sonrisa
Mil tormentas reventaron su pequeña burbuja; aquella que lo mantenía vivo, aquella que lo obligaba a huir días tras día hacía otra oscura bocanada de humo en lo más profundo de su habitación.
Estalla en mil pedazos un cristal y encuentra a su lado, en las cenizas, su piel suave como una hoja.
Sufre la soledad; la espera con paciencia. La desea con fervor; la llora bajo la sombra de algún árbol. La extraña con demencia.
Cansado de la rutina, aprieta sus párpados buscando una estrella fugaz.
El sabor amargo del horizonte le enseña lo difícil de seguir soñando.
Maltrecho, encuentra un nuevo sol bajo su cama. Se despierta otra mañana, desganado, se aferra a la idea de que ya no hay nada por perder.

Sólo su voz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario