La realidad se tornaba
compleja, incinerable. El inquebrantable movimiento horizontal parecía no
alejarse de su inestable suelo.
Sus zapatos deliraban entre la
constante e impaciente vibración y sus ideas furtivas de comparaciones
reaccionaban al cuestionarse sus metódicos conceptos de "saber como"
o "no haber sabido".
La incuestionable y ofuscada
deportación de ideales surgió ante el improvisto de verse dispensable para el
cuadrado que acostumbraba. La facilidad de reemplazo, la notoria elaboración de
excusas premeditadas para la posible suplantación de enredos por
planificaciones de un nuevo modelo.
La meticulosa necesidad de
verse envuelto en similitudes obligatorias abrieron un nuevo agujero en su
concepción matemática de su futuro a corto plazo y como caída libre acosaría el
cambio en su percepción del minuto como rebatimiento de un trecho sinuoso y
desesperanzado.
El horizonte se alejaba como
un espasmo, y el mareo de tierra acechaba al nuevo concepto digerido y
aceptado.
El cambio supo ser tan brusco
que trincó la perspectiva del sol cubriendo su indefinido rumbo y a la visión
natural de una acumulación de algodón gris en aquella otra nube.
Todo enfureció cuando la
silbadora ráfaga golpeó su indecisión de estrenar su nuevo descubrimiento, y
sus rodillas cubrieron el pavimento de plegarias a un supuesto negocio
sobrenatural que hacía décadas había abandonado.
Con sus dedos entrelazados y su frente rozando el suelo supo que era entonces que sucedería lo esperado.
A ti dejo mis cosas
Hace 8 años