lunes, 9 de julio de 2012

Acción de ser.

Imaginarse una situación de espanto en momentos críticos de tu vida sería como lanzarse al abismo de las oportunidades negadas y del silencio vengativo. Forzar al ras de lo demente el sentimiento de desconfianza que otro ser humano aterrador sentencia. Creer en el vacío de cada ruido que emerge de entre sus dientes ya no es parte de los razonamientos cotidianos.


Situados en acciones contradictorias entretener la sin razón en la esquiva de puñales  y dardos que buscan quemar tu demencia. La senil posibilidad de hallar entre bosques y barro el desahuciado motivo de verse parte de esto o aquello.


En la inoportuna batalla, un desconsiderado aburrimiento, el momento de verse rendido al ademán de la fluidez verbal que resurge entre telarañas en la oscuridad de la mente. Se aferra desesperado, apretando los párpados, a una idea socialmente aceptada del blanco por sobre la nada misma. Nada funciona. Su inhóspita sobrecarga de desinformación lo acecha como olas en un volcán de furia. No se encuentra solo, ni desnudo. Tampoco se ven enfrentando a un diablo feroz cubierto por un manto rojo.


Miles de ojos atraviesan sus recuerdos con punzantes y devastadoras armas de destrucción. El doble de zapatos golpean un suelo que vibra con otro racimo de viento intoxicado de ruido permanente. Un ruido que no significa nada, pero se acerca para dejar su huella intrépida y absorta en el inconsciente.

1 comentario:

  1. Me gustó el último párrafo Tatou, sobre todo la primer oración.

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