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De dudas y ensueños
Mancharé mis miedos con el goteo de las siguientes palabras
que arrastraran en desacuerdo una docena de imposibilidades. En cada obsesiva
frase resurgirán tus ideales para acrecentar las dificultades que me trae
recordarte. He aprendido a morir bajo tus tonos deshilachados, y sobre tus
sábanas aún estiradas. También conservé tus desvanes y tus inconcordancias. Una
flamante noche, mientras se opaca la última estrella, determinaré las pausas
que faltan para volver a enfrentarte. Esta vez, estará todo planeado como desde
el primer día. Nada podría quedar librado para escupir las más intrépidas
dolencias. Si bien, más de un fracaso se acumula en un baúl de olvidos, una
leve sonrisa de un reflejo desconocido me confía que la melodía suena
diferente. Risas de fantasmas se adhieren al sentimiento de negación y de entre
miles de cerrojos que labios supieron guarecerse. Supe suspirar la eternidad de
la noche, pero abracé alocados días de construcción de mentiras. Si el sol,
cauteloso, aprendió a cubrir de rayas una descalza mirada; si el tinte de
paredes descascaradas se cubrió del velo de una frase de esperanza; yo,
ocultando una sonrisa develadora, llegaré a amanecer entre tus brazos.
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